El diente de león, que en los jardines suele ser una hierba molesta, constituye para la humanidad una planta medicinal de enorme valor. Crece en los prados y todos los lugares herbosos y florece casi todo el año.
Propiedades y beneficios del diente de león
Sus dos virtudes más destacadas son las de curar las afecciones de la bilis y las enfermedades del hígado. Una ensalada de hojas es un excelente depurativo para el hígado, ayuda contra el estreñimiento y proporciona sales minerales y vitaminas. Las raíces tostadas constituyen un buen sucedáneo del café.
También podemos beber su infusión para ayudar contra múltiples dolencias. Para ello podemos poner 2 cucharadas de sus raíces en medio litro de agua, dejar hervir por dos minutos y retirar. Va a ser muy útil para limpiar y depurar nuestro organismo tomando dos tazas por día. Va a purificar nuestra sangre aumentando su fluidez y los glóbulos rojos, desintoxicando nuestro estómago, riñones y vejiga; y ayudando a combatir los cálculos biliares.
El jugo lechoso que sale de su tallo sirve para los ojos, es un buen tonificante de la vista y ayuda contra la sequedad. Se debe hacer una o dos aplicaciones diarias en cada ojo.
El diente de león ayuda a combatir la diabetes, para ello los diabéticos deben comer cada día unos 10 rabillos de la planta en flor. Éstos se lavan antes de quitarle la cabezuela de la flor y se mascan espaciosamente. Al principio parecen un poco amargos, pero son muy tiernos y jugosos.
Tomar la infusión nos va a ayudar bajar el ácido úrico y contrarrestar enfermedades de las articulaciones como la artritis y el reumatismo. Para ello como complemento del tratamiento de esta enfermedad, se puede preparar una decocción con 60 gramos de hojas y raíces hervidas en 1 litro de agua. Una vez que comienza a hervir, la dejamos durante 5 minutos y luego apagamos el fuego. Luego se debe filtrar y beber 3-4 tazas al día.